domingo, 30 de septiembre de 2012

La vuelta al cole

La vuelta a clase en la universidad es muy distinta a del colegio o el instituto. Nada de presentaciones y papelitos con tu nombre encima de la mesa. No hay que ir con grandes listas a comprar material escolar ni libros. La dinámica de la reincorporación universitaria es distinta y se resume en tres palabras: papeleo, papeleo y papeleo. Y, aunque ya la mayoría de los trámites no son por papel ni hay que hacerlos en persona, los primeros días de clase te pasas la mitad del tiempo yendo de un lado a otro a por certificados e impresos. 

Primero de todo, hacer la matrícula. Para un estudiante que lleva al día sus asignaturas es fácil, coges todo el curso más alguna que te quede y listo. La mayor parte de mis asignaturas son de tercero y luego tengo algunas de cuarto, así que en mi caso matricularse es hacer malabarismos con horarios de clase y prácticas. Solventado este problema hay que enfrentarse a una segunda prueba: marcar la opción a beca. "No hay créditos suficientes" aparece en la pantalla y sabes que es momento de llamar a Administración y preguntar que es lo que puedes hacer en tal caso. Una vez solucionado, continúas con la matrícula. Comprobar que todas los datos están bien, generar el impreso, imprimir, pagar en el banco y llevar a administración. Logro desbloqueado. Al realizar estudios de Grado, tengo la ventaja de no tener exámenes en Septiembre, sino en Julio; así que la matrícula la hago antes de empezar el curso. No pierdo un día de clase, sino un día de verano. No está mal.

Tras hacer la matrícula llegar la incorporación a las clases, que este año se ha caracterizado por llegar el primer día y que no haya un cartel con las aulas en las que está cada grupo, que el Campus Virtual no te diga en que grupo estás hasta pasadas dos semanas del comienzo de las clases, y el ir y venir de fichas. La ficha es ese objeto que algunos profesores siempre piden el primer día de clase, que otros dicen que es necesario, y que otros tantos dicen que sí la habían pedido (cuando nunca lo han mencionado) y que es necesaria para presentarse al examen una vez estás entrando al mismo. Así que tras las primeras clases, bajas a Conserjería y coges un montón de fichas, las rellenas, les pones tu foto y las entregas. Ojalá fuera todo tan fácil. A partir de segundo, mi carrera tiene una peculiaridad, y es que hay asignaturas con múltiples profesores (más de cinco, por ejemplo), que además nunca avisarán de cuando vendrá cada uno. Hay que entregarle la ficha al coordinador de la asignatura, así que es posible que alguna ficha quede triste, sola y abandonada varias semanas en tu carpeta. 

Una vez entregadas las fichas (o mientras esperas para poder entregarlas) lo único que queda es acostumbrarse a la dinámica del nuevo curso que, de momento, puedo decir que va bien. Mañana empiezo las prácticas clínicas de este curso, esperemos que vaya bien.

Yo he venido aquí a hablar de mi libro

La primera entrada de un blog siempre es difícil. "¿Qué digo? ¿Cuento un chiste para empezar y romper el hielo? ¿Digo algo con gancho?". No soy nueva en el mundo del blog, pero sí he cambiado en estilo. Antes escribía un blog sobre literatura (que no tuvo mucho éxito la verdad) y he decidido hacer de la red una aliada y crear éste para hablar de Medicina, pero sin hablar de Medicina.

Soy estudiante de Medicina, mi asignatura más alta es de cuarto. Sí, soy ese 1% raro que se quedó atrás (mira, ya tengo un tema para una entrada). Sé que hay muchos y buenos blogs sobre Medicina y que es difícil aportar algo nuevo, así que simplemente me dedicaré a hablar de mi andadura durante la carrera y comentar el lado no tan bonito de una facultad de Ciencias de la Salud.

Pues bien, una vez hechas las presentaciones, ¿continuamos?